El dinamismo económico de la capital y su gran demanda de empleo calificado y no calificado, entre otras razones, han incidido de manera prolongada en la consolidación de los movimientos migratorios no solo hacía Bogotá, sino también, hacia su entorno metropolitano inmediato.
La dinámica poblacional no siempre ha sido acompañada de decisiones de planeación adecuadas, produciendo un crecimiento metropolitano caótico y con serios impactos sobre la sostenibilidad ambiental, la competitividad regional y la equidad social en el conjunto territorial porque los municipios no logran ejercer todas las funciones que les han sido reservadas en el esquema de descentralización del Estado, de las cuales nos hemos concentrado en explorar las relacionadas con 5 grandes problemas que a juicio de ProBogotá Región podrían ser resueltos si dichas funciones fueran transferidas a una Autoridad Metropolitana como forma más efectiva para su ejecución:
- Movilidad: más de 600 mil viajes diarios de personas se realizan entre Bogotá y 22 municipios que registran una tasa de conmutación cotidiana superior al 10%.
Déficit de infraestructuras para la movilidad metropolitana: las vías de acceso a Bogotá y sus conexiones regionales y nacionales se encuentran saturadas y no existe claridad sobre quién debe planear y financiar su ampliación.
Descoordinación de las múltiples autoridades que no contribuye a la expansión y optimización de la red de transporte público urbano e interurbano, en detrimento del servicio al usuario.
Falta de definición de la integración modal y tarifaria de los distintos servicios de transporte público en el ámbito metropolitano.
- Uso de suelo y equilibrio territorial: la conmutación cotidiana traduce mayor intensidad en la ocupación del suelo de los municipios origen y destino de los desplazamientos, cuyo suelo urbano amplió treinta veces su tamaño durante los últimos 50 años (SDP, 2014a), sin ningún instrumento de planeación de mayor jerarquía que asegure una visión estratégica del ordenamiento del territorio en su conjunto y produciendo desequilibrios cada vez más críticos en la región:
Concentración de la oferta de vivienda de interés social en los municipios con menor capacidad de atención a la población de bajos ingresos, como Soacha.
Segregación funcional entre los lugares de residencia y la localización de los empleos en el territorio, con una tendencia en buena parte de los municipios de la Sabana a convertirse en ciudades dormitorio y con serios impactos en la movilidad regional.
Uso de la categoría de suelo “suburbano” para ocupaciones incompatibles con la definición del mismo: conjuntos residenciales de densidad media y alta y zonas industriales que, desprovistas de redes de alcantarillado, tienen impactos notorios en la degradación del medio ambiente.
Reducción de los suelos agrícolas y amenaza muy seria de los equilibrios ecosistémicos que aumentan la vulnerabilidad del territorio frente al cambio climático y su dependencia alimentaria.
- Abastecimiento hídrico: a pesar de que cada municipio debe proveer redes de acueducto y garantizar el abastecimiento en agua potable dentro de su perímetro urbano, 13 municipios del entorno de Bogotá dependen en mayor o menor grado del agua de la EAAB: Soacha, Funza, Mosquera, Madrid, Cota, Chía, Cajicá, Tocancipá, Gachancipá, Sopó, La Calera, La Mesa, Anapoima. Esta dependencia traduce una problemática desconexión entre la planeación de la oferta del recurso hídrico a mediano y largo plazo (en manos de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá) y las decisiones sobre la expansión y la densificación de la ocupación del suelo (en manos de los alcaldes y sus concejos municipales).
- El imperativo saneamiento y la necesaria regulación hídrica del río Bogotá: cada municipio debe proveer redes de alcantarillado dentro de su perímetro urbano y garantizar el tratamiento de sus aguas residuales; sin embargo, el caudal de aguas residuales vertido en la cuenca del río Bogotá es de 19.440 litros/segundo, de los cuales solo están siendo tratados 6.630,6 litros/segundo, con los desastrosos efectos que son muy visibles a lo largo de su cauce, en el Muña y en el Salto del Tequendama. Este problema traduce una falta de correlación entre las decisiones sobre la expansión y la densificación de la ocupación del suelo y la planeación del saneamiento de aguas residuales a mediano y largo plazo. Si a esto agregamos la desconexión entre la planeación de la regulación hídrica del río (en manos de la CAR) y las decisiones de ocupación y consiguiente impermeabilización del suelo, en manos de los municipios y sus concejos municipales, podemos decir que estamos en una situación vulnerable frente a riesgos climáticos y ambientales del territorio, que hay que corregir en toda la cuenca del río Bogotá.
- El manejo sostenible de los desechos: cada municipio debe organizar la disposición final de los residuos sólidos, pero el único que los dispone autónomamente en territorio de su jurisdicción es el Distrito Capital, que tiene la capacidad de hacerlo en el Relleno Sanitario de Doña Juana, que además presta sus servicios a 5 municipios adicionales del sur oriente de Bogotá: Choachí, Ubaque, Chipaque, Une y Gutiérrez. El relleno sanitario de Nuevo Mondoñedo (en jurisdicción de Bojacá y Mosquera), recibe los residuos del resto de los municipios del entorno metropolitano de Bogotá, y también de municipios muy alejados, tanto en el valle del Magdalena como en la frontera de la Orinoquía, cuya solución de disposición de residuos no debería encontrarse a 2600 metros de altura, y en los suelos más costosos del país. En total, 79 municipios disponen sus residuos sólidos en Mondoñedo. Esta situación es problemática en varios aspectos:
- Ambos rellenos sanitarios tienen corta vida útil.
- No existe un instrumento de planeación coherente a la escala del territorio y eficiente en el sentido de minimizar el enterramiento y optimizar la valorización de residuos aprovechables.
- Cualquier solución distinta al enterramiento depende, por el volumen de residuos generados, de Bogotá para su implementación.
Partiendo de estos 5 asuntos metropolitanos, los municipios deberían asociarse con una autoridad metropolitana con 3 ámbitos de competencias:
- El ejercicio de la Autoridad Metropolitana de Planeación.
- El ejercicio de la Autoridad Regional Única de Transporte.
- El ejercicio de la Autoridad Metropolitana de Servicios Públicos
La RSMB busca responder al reto que representa la integración regional de Bogotá y los municipios metropolitanos, superando las falencias de los otros modelos de gobierno regional, que existen actualmente. Es por eso que tiene cinco características que la hacen única de su naturaleza en Colombia y que enumeramos a continuación:
- Exclusividad en el ejercicio de sus competencias.
- Jerarquía y fuerza vinculatoria de sus instrumentos de planeación.
- Tres agencias independientes y un Consejo Técnico Metropolitano.
- En su máximo órgano de dirección cabrían la Nación y el departamento.
- Una forma de financiación específica, que optimiza los recursos existentes y limita el esfuerzo fiscal adicional para su funcionamiento