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Opinión

¿Y donde están los policías?

POR: CÉSAR RESTREPO, DIRECTOR DE SEGURIDAD URBANA DE PROBOGOTÁ REGIÓN.

El Gobierno Nacional disminuye el pie de fuerza asignado la ciudad, mientras que los riesgos en seguridad y convivencia aumentan en un contexto determinado por el descontento general y el asedio criminal

La alcaldesa Claudia López acusé a la Policía Nacional de estafar a la ciudad con la reasignación a regiones del país de al menos 1.500 efectivos, cuya formación fue financiada por la ciudad. Asimismo, expresé indignación por la falta de acción del Gobierno nacional para resolver el déficit de pie de fuerza de la ciudad capital. Este no es un problema nuevo para la ciudad. Bogotá enfrenta una carencia estructural de personal policial desde que el riesgo de terrorismo se volvió moderado y el Ejército Nacional disminuyó su actividad de ocupación del espacio urbano en apoyo a la vigilancia policial.

Para hacer frente a este problema, la alcaldesa acordó con el Gobierno Duque la asignación hasta el final de su mandato de 3.000 uniformados adicionales a los ya desplegados, a cambio de financiar la formación de bogotanos interesados en incorporarse a la vida policial para cubrir estas plazas.

Todo acuerdo de voluntades está vigente hasta que una de las partes renuncia a dicha voluntad o desaparece del acuerdo. Como era de esperarse, la asignación de los 3.000 se cumplió mientras quienes lo suscribieron ejercieron el liderazgo.

A la llegada del nuevo Gobierno Nacional se evidenció que este era insostenible. Como lo manifesté en esta columna tras la primera reunión entre el Presidente Petro y la alcaldesa López: la ciudad enfrentará más riesgos de seguridad y menos capacidades para enfrentarlos.

La alcaldesa tiene razón en poner el grito en el cielo, dado que la provisión de seguridad debe ser un asunto independiente de lideres y mandatos. Mucho mas cunado esto le implica atender un contexto de seguridad deteriorado con un cuerpo de seguridad debilitado.

En lo que no tiene la razón, la alcaldesa es en llamar estafadora a la Policía Nacional. En la gestión practica de la seguridad, el líder policía asigna las capacidades disponibles en la relación con los desafíos que enfrenta. Si el país no estuviera en proceso de incendio general, tal vez la Policía no habría tenido que usar los 3.000 becados.

En ese sentido, desde la etapa de diseño, la alcaldesa fue alertada por su secretaria de Seguridad sobre el carácter paliativo y no resulto del programa de becas, porque salían mas policías del servicio de los que se incorporaban, Con cualquier desajuste de la seguridad nacional, los 3.000 desaparecerían.

Por otra parte, al tiempo que la alcaldesa presento este programa con la interesante componente de inclusión social a través de la carrera policial, la mandataria señalaba a policías en servicio de quitarle los ojos a los ciudadanos o ser delincuentes. No sorprende que uno de los problemas serios que enfrento el programa fue convocar interesados.

Buscar los policías perdidos es llorar sobre la leche derramada. La cuidad debe diseñar y poner a vigencia una solución definitiva, sostenible y estructural al déficit de personal de seguridad publica. Bogotá necesita a pesar de 194 policías por cien mil habitantes a por lo menos 300 — la media global–.

Esto requiere sumar un mínimo de 8.000 efectivos a los 15.000 que hoy aporta la nacion. Cuota inicial de los 30.000 efectivos que exigen la gestión de los riegos de seguridad y convivencia en la red intermodal de transporte y la red logística ampliada de la cuidad región, o los que emanan de las ventajas que las asimetrías territoriales ofrecen a los criminales.

Consiste de esta necesidad, la alcaldesa indico que ante la incapacidad nacional debería autorizarse la creación de policías locales. Una idea para considerar en Dinamarca, pero aun no en Cundinamarca. Los riesgos de la cooptación política, criminal y antidemocrática de estos en el contexto de seguridad de Colombia son exponenciales.

Una sola línea de mando policial ofrece responsabilidades y liderazgos claramente identificables que representan un patrimonio democrático y fortalece la garantía de derechos y libertades.

Las fallas en el servicio policial del pasado no se resuelven con multiplicación de estructuras o relocalizaciones institucionales sin sentido. Un servicio Optimo, eficaz y democrático es el resultado de capacidades y pie de fuerza en proporción con los riesgos, un control interno vigoroso y una justicia penal eficiente –militar, policía y ordinaria–.

En tal sentido, la mejor solución a este reto de gestión publicada es crear un modelo de cofinanciación local de pie de fuerza policial, que permita a autoridades locales financiar efectivos policiales para disponerlos bajo el mando de la Policía Nacional a adición a una base obligatoria financiada por la nación

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