El contexto de seguridad del país influye directamente en Bogotá. El aumento en la producción de cocaína a cifras históricas ha generado mayor financiación para los grupos armados y delincuenciales, permitiendo un mayor flujo de armas de fuego y explosivos que llegan a las ciudades y amplían las capacidades de intimidación y disputas por el control territorial para la explotación de rentas ilegales. Sumado a ello, la negativa del Gobierno Nacional de aumentar el pie de fuerza y la política de Paz Total que ha abierto espacios para la expansión de grupos armados; debilitan la respuesta y eficiencia de las autoridades locales en su lucha contra el crimen.
Durante el 2024 la seguridad en Bogotá presentó un escenario mixto, los delitos contra la vida aumentaron y aquellos contra la propiedad disminuyeron. Cuatro de los once delitos de alto impacto aumentaron: homicidios, extorsión, delitos sexuales y violencia intrafamiliar. Y disminuyeron todas las modalidades de hurto y las lesiones personales.
El incremento de los homicidios responde a disputas entre estructuras criminales por el control de economías ilegales, el narcotráfico y contrabando y a conflictos de convivencia e intolerancia, muchas veces relacionado con el consumo de alcohol. La extorsión presentó cifras históricas y se debe al aumento de acciones de organizaciones criminales que se financian a través de este delito. Los hurtos de automotores y motocicletas, se presentan, en su mayoría, en contextos de oportunidad con vehículos mal estacionados.
Las localidades en Bogotá que concentran mayor actividad delictiva son: La Candelaria, Usaquén, Los Mártires y Santa Fe. Tienen en común, áreas comerciales de gran afluencia, espacios abandonados, vulnerabilidad social, económica y cultura de impunidad.
Bogotá tiene menor capacidad de respuesta frente al crimen por su limitado pie de fuerza y tiene menos control territorial en sus límites rurales. Además, tiene entornos descuidados, lo que resulta en la consolidación de zonas inseguras y una ciudadanía que teme habitar el espacio público. Por último, las alcaldías locales son una figura debilitada con baja gestión e impacto en seguridad.
Recomendaciones:
- Las capacidades de la fuerza pública deben fortalecerse a través de inteligencia, control territorial, uso de tecnología y la compresión de las dinámicas delictivas a escala local y barrial.
- La organización del espacio urbano es fundamental para cerrar oportunidades para el crimen. Desde la institucionalidad distrital es pertinente coordinar esfuerzos, potenciar las capacidades de las alcaldías locales y proteger a la población vulnerable.
- La relación entre la institucionalidad y la ciudadanía puede mejorarse con mejores respuestas, canales más efectivos y promoción del respeto hacia las autoridades.
- Es necesario fomentar una transformación cultural que fortalezca la tolerancia y disminuya los conflictos de convivencia que generan un gran número de homicidios en la ciudad.
- Finalmente, es fundamental el acceso a la justicia.
En el enlace accede al Informe Anual de Seguridad completo: https://www.probogota.org/publicaciones_c/informe-anual-de-seguridad-2024/
Para información adicional puede comunicarse con Adriana Vivas al 310 5544142 o Ricardo Ospina 304 3382801.