La llegada al país de los primeros trenes del metro de Bogotá acelera la tracción del sistema de transporte público masivo más esperado por la ciudad, que -de cumplirse los cronogramas- entrará en operación en 2028.
Y mientras los bogotanos evidencian cómo la ciudad se transforma para darle cabida al metro, es necesario preguntarse desde ya cómo se va a integrar a los demás sistemas de transporte público con los que cohabitará.
La pregunta tiene tanto de ancho como de largo, puesto que esa interoperabilidad no solo tiene que ver con las conexiones que hará con TransMilenio y el Sitp, por ejemplo, sino que abarca otras aristas, como el sistema de pagos.
Una buena noticia ante es que Bogotá no será la primera ciudad en resolverla: son más de 150 las urbes en las que la interoperabilidad del transporte público es una realidad, un amplio ‘catálogo’ que permite revisar las lecciones aprendidas, para adoptar buenas prácticas y evitar costosos errores.
Claro, hay que afinar la mira para encontrar un espejo que refleje, en la medida de lo posible, las singularidades de una ciudad como Bogotá. Chile, Costa Rica y Perú son algunos de los países que cuentan ya con ejemplos de interoperabilidad en pagos que vale la pena revisar.
En Santiago de Chile, por ejemplo, la Red Metropolitana de Movilidad integra tres modos de transporte: buses (más de 6.500 vehículos, de los cuales 2.684 son eléctricos), metro (con siete líneas, 143 estaciones y una extensión de 149 km.) y el Tren Nos – Estación Central (10 estaciones y 20,8 km.). En toda la red se puede pagar con la tarjeta bip!, recargable online y en puntos físicos.
Otro caso admirable es el de Costa Rica y su Sistema Nacional de Pago Electrónico en el Transporte Público (Sinpe-TP) -desarrollado por el Banco Central de ese país-, que permite el pago de pasajes en trenes y autobuses de forma electrónica y sin contacto. El Sinpe-TP acaba de recibir en Londres el primer puesto en la categoría ‘Mejor Programa de Ticketing Inteligente’ para sistemas de pago de entre 200.000 y un millón de viajes diarios.
Por su parte, la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao, ATU, está a punto de lanzar una tarjeta única para el pago del Metropolitano (autobuses de tránsito rápido), la Línea 2 del Metro y los corredores complementarios.
Estos ejercicios tendrán lecciones valiosas para Bogotá, por lo que escucharlos es una necesidad imperiosa. En ese sentido, desde ProBogotá Región lideramos el Move-Pay 2025, evento que el 11 y 12 de septiembre reunirá a expertos que detallarán estos procesos que representan una oportunidad para la ciudad, ante la inminente puesta en marcha del metro.
Sin duda, los sistemas de transporte están obligados a integrarse, por lo que es preciso garantizar un medio de pago único que mejore la experiencia de los usuarios, gracias a menos filas en taquillas y abordajes más rápidos, lo que, a su vez, redunda en mayor bienestar, productividad y competitividad para Bogotá.