El Gobierno Nacional ha encontrado la manera de implementar puntos clave de sus fallidas reformas mediante decretos y resoluciones y ha entendido cómo usar el poder de los ministerios para lograr su objetivo.
Así lo han venido haciendo desde el Ministerio de Agricultura y el de Ambiente con la creación de dos instrumentos que se convirtieron en los caballos de Troya para la materialización de algunos ejes clave de la reforma agraria y que están amparados por el Plan Nacional de Desarrollo de la era Petro.
Por un lado, está la ministra Martha Carvajalino, de Agricultura, que tiene bajo su control la implementación de un instrumento conocido como las Áreas para la Producción de Alimentos (APPA), que, a su vez, busca la modificación del modelo económico de producción del país y da lineamientos y determinantes inflexibles para el uso vocacional de los suelos; y, por otro lado, lo que empezó con la exministra Susana Muhammad, de Ambiente, que está relacionado con el texto que pretendía establecer lineamientos ambientales para reordenar territorialmente la sabana de Bogotá y otros 40 municipios aledaños.