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¿Trabajando duro o durando en el trabajo?

Por: Ana María Ruiz y David Mejía Rave - Analistas de desarrollo Económico ProBogotá Región.


¿Ha sentido sobrecarga laboral en el último año? ¿Parece que la jornada laboral nunca va a acabarse? ¿Cuenta las horas para que llegue el viernes? Si es así, ¡este proyecto de ley es para usted! En abril de 2021, el 25% de los bogotanos reportó en la encuesta de Pulso Social una mayor carga laboral en relación a los meses previos a la pandemia. La sobrecarga laboral es un fenómeno que se ha agudizado desde que comenzaron las cuarentenas en 2020, el sentimiento de los ciudadanos en Bogotá se replica en varios países de Europa donde las personas afirman que trabajaron al menos 2,5 horas más desde sus casas. Es por ello que alrededor del mundo han surgido propuestas en torno al bienestar laboral. Particularmente en Colombia, recientemente se reanudó el debate frente al Proyecto de Ley No. 489 de 2020 que busca disminuir la jornada laboral semanal sin perjudicar el salario de los trabajadores.


El proyecto de ley pretende modificar el artículo 161 del actual Código Sustantivo del Trabajo, reduciendo la jornada máxima de 48 a 42 horas semanales distribuidas en 5 o 6 días de forma que se garantice, como mínimo, un día de descanso. También busca regular las horas en las que se les permite trabajar a los jóvenes entre los 15 y los 17 años, y flexibilizar los acuerdos entre empleadores y empleados.


En España se ha analizado la posibilidad de establecer una semana laboral de cuatro días, con el propósito de aumentar la productividad de los empleados y de mejorar su bienestar. La evidencia ha mostrado que la reducción de la jornada laboral logró aumentar el número de empleados en empresas surcoreanas y chilenas sin perjudicar los salarios. En Japón y en Corea, los efectos de la reducción en las horas de trabajo ha mostrado efectos positivos en la salud mental y cardiovascular de los empleados, y en Suiza las personas han dedicado el tiempo liberado a capacitarse para ser más productivos. Un experimento realizado en varias organizaciones municipales de Estados Unidos confirma que una semana laboral comprimida tiene efectos positivos sobre el balance entre familia y trabajo. Estas propuestas trascienden la discusión sobre el bienestar de los empleados. En Nueva Zelanda, el debate se ha centrado en la disminución del consumo energético y las emisiones de carbono, e incluso en la descongestión de los medios públicos de transporte.


Sin embargo, las actuales condiciones del mercado laboral colombiano generan fricciones que limitan los beneficios potenciales tanto para el empleado como para el empleador. Este tipo de proyecto de ley crea incentivos perversos, pues los empleados menos calificados buscarán moverse al mercado informal en busca de mayor cantidad de horas laboradas para incrementar su ingreso. Por el lado de las empresas, se desincentiva la formalización ya que se aumentan los costos no salariales, que son 3,4 p.p. superiores al promedio de América Latina. En un contexto donde la productividad laboral por trabajador es menor al promedio latinoamericano y al de los países asiáticos, contratar a un trabajador adicional es menos atractivo. El proyecto resulta peligroso en un escenario donde la tasa de desempleo es alta, pues al desincentivar la contratación se pone en especial riesgo el acceso y la permanencia de jóvenes y mujeres en el mercado laboral.


Aun así, no todas las políticas de bienestar deben estar orientadas a disminuir el tiempo trabajado. La ley 2088 de 2021, por la cual se regula el trabajo en casa en Colombia, busca generar garantías para que los trabajadores puedan disfrutar su tiempo de descanso y mejorar su vida personal y familiar. A través de ella se enfatiza la importancia del bienestar de los empleados y el empleo de calidad sin generar distorsiones en el proceso de incorporación y reincorporación al mercado laboral. Mientras persista el choque de la pandemia y no se retorne a la senda natural de la tasa de desempleo es necesario enfocar los esfuerzos en políticas para la generación de nuevos puestos de trabajo. Aunque la reducción de la jornada genera beneficios en el bienestar, también ha mostrado potenciales reducciones en el volumen de contratación y la productividad de las empresas, lo que genera efectos negativos en el largo plazo. Es por eso que, para la situación actual en la que se encuentra el país, esta no es la mejor opción para pensar en el bienestar.


 

¿Trabajando duro o durando en el trabajo?

Por: Ana María Ruiz y David Mejía Rave - Analistas de desarrollo Económico ProBogotá Región.

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