Por: César Andrés Restrepo Florez
La sensación de inseguridad de los bogotanos es el resultado de su poca confianza en el futuro, las instituciones y el bienestar cotidiano que le ofrece la ciudad.

La semana anterior Bogotá Cómo Vamos presentó su ya tradicional encuesta de percepción ciudadana, que en el año 2023 recoge la visión que tienen quienes habitan la ciudad sobre 15 asuntos de su interés directo, incluida la seguridad y la convivencia.
Esta encuesta presencial a 1.501 ciudadanos entre julio y agosto deja ver una recuperación del orgullo (53,5%) y la satisfacción (53,3%) de vivir en la capital comparado con 2022, cuando estas marcaban 35,2% y 44,4% respectivamente.
Sin embargo, estos sentimientos que muestran el mejor resultado desde 2016 no expresan en su totalidad el estado de ánimo real de la ciudad.
Frente a la pregunta ¿las cosas van por buen o mal camino?, el 68,8% de los encuestados expresaron desconfianza en el futuro, siendo la pobreza y la inseguridad determinantes. También la mala calificación a la gestión del Gobierno distrital que incluye poca transparencia y débil relación entre gobierno y ciudadanos.
La encuesta muestra un deterioro de la percepción en asuntos como migraciones (53,7%), movilidad y transporte (54,1%), comportamiento ciudadano (49,5%), seguridad y la convivencia (64,2%) respecto a 2022.
En seguridad y la convivencia, el 52,4% de los encuestados señalaron sentirse inseguros en la ciudad y un 33,4% en sus propios barrios, principalmente por cuatro factores: atracos callejeros, drogadicción, asaltos a domicilios y el tráfico de personas. Las mujeres son las que expresan una mayor sensación de inseguridad en la ciudad y los barrios.
Atracos y asaltos son una expresión de la ausencia de imperio de la ley en los barrios, así como una prueba de la destrucción de tejido social y la incapacidad de generar una red de soporte y protección entre los ciudadanos. Asimismo, son determinantes de la insatisfacción en el servicio de transporte junto al acoso a mujeres.
Respecto al consumo y comercialización de sustancias psicoactivas, este y otros instrumentos muestran sistemáticamente una grieta entre la agenda de políticos, académicos, opinadores y las preocupaciones de los ciudadanos. Sobre todo, en el impacto del consumo en el espacio público y los núcleos familiares.
El Gobierno distrital que se inaugura en 2024 tiene en estos dos frentes un conjunto de oportunidades para empezar a crear confianza con los ciudadanos, impactando positivamente en la calificación que estos le dan al diálogo entre las autoridades distritales y la atención de sus preocupaciones.
Si bien la discusión pública de seguridad en la ciudad se exacerba cuando ocurren casos visibles de homicidios, vandalismo o violencia sexual, los encuestados no consideran estos factores como los principales determinantes en la sensación de inseguridad en sus barrios. Tampoco así la presencia o actividades de grupos armados ilegales.
Llama la atención que un fenómeno en expansión en la ciudad como la extorsión, que atenta directamente contra la libertad y el comportamiento de los ciudadanos no resulte visible entre las respuestas de los ciudadanos.
En este sentido, queda pendiente para el futuro un sondeo de este tema para indagar si los ciudadanos lo han normalizado. Un esfuerzo clave para entender la profundidad del daño que las transformaciones territoriales del crimen y las intenciones de control social y económico de organizaciones delincuenciales han generado en las comunidades locales de la capital.
La percepción de inseguridad y conflictividad supera los factores de criminalidad, violencia y debilidad cívica. La desconfianza en las instituciones también desmorona la percepción positiva de los bogotanos en su ciudad.
Del total de personas que señalaron haber sido víctimas de un delito, el 54,5% dijo que no había denunciado, más del 50% porque no ven en la denuncia un recurso que genere una solución o le ofrezca una respuesta a su hecho victimizante.
El 80,7% de los encuestados consideran que la probabilidad de que un delito sea castigado en Bogotá es baja. En el caso de delitos, casi la mitad de los encuestados son escépticos, mientras que en faltas a la convivencia la cifra supera el 60%. De allí que aumenten los casos de justicia por mano propia y linchamiento.
Muy pocos encuestados relacionan su poco interés en denunciar con la falta de información para poner una denuncia o el temor a enfrentar represalias por haber denunciado.
La radiografía ofrecida por Bogotá Como Vamos sobre percepción ciudadana en 2023 reconfirma fenómenos, características y factores que han afectado la confianza, la tranquilidad e incluso la salud mental de los bogotanos por años, sin que la ciudad haya logrado debilitarlas o vencerlas.
Generar una mejor percepción de los bogotanos sobre su ciudad requiere ampliar y sostener la conversación entre instituciones y ciudadanos sobre sus miedos y expectativas, con miras a focalizar la acción pública y privada en respuestas oportunas y efectivas a los asuntos que aquejan directamente a los ciudadanos.
Lograr esto exige la aplicación de herramientas de encuesta, investigación y medición oportunas, confiables y al servicio de la comunidad. Más aún, en un momento en el que la información pública para la identificación de problemas y la toma de decisiones enfrenta un riesgo inminente de deterioro.
Gobierno distrital y actores privados tienen el desafío de unirse para promoverlos, ampliarlos y defenderlos.